políticadominguera

Política dominguera

Allons enfants de la patrie...

El rechazo al CPE (contrato de primer empleo) da una oportunidad a la juventud francesa de revivir mayo de 1968. El contrato, dedicado a los menores de 26 años, autoriza al empleador a extender el periodo de prueba hasta 2 años, y le permite despedir sin justificación alguna al trabajador durante ese lapso. El gobierno de derecha, convencido que la propuesta de reforma a los derechos laborales de los jovenes contribuirá a disminuir la tasa de desempleo que caracteriza al Estado francés, no parece tener la intención de ceder frente a las multitudinarias y por momentos violentas manifestaciones de las últimas semanas. Los jovenes se muestran en su mayoría solidarios con el movimiento, sin por ello dejar de sentir una gran pena (al menos los universitarios) de ver sus facultades cerradas desde hace varias semanas, lo cual puede implicar la perdida del semestre o año escolar. Las elecciones presidenciales a menos de un año hacen que la posición del gobierno sea más vulnerable a la opinión pública. El primer ministro Dominique de Villepin (pronúnciese [vilpán]), principal promotor de la reforma laboral y aspirante a la candidatura presidencial, se juega su carrera política en esta batalla contra estudiantes y sindicatos franceses: de ceder se mostraría débil, incapaz de actuar con determinación, de mantener firme su postura, lo cual defraudaría de forma definitiva a los grupos políticos que hasta ahora lo han apoyado; de no ceder, el movimiento tomará una amplitud importante que puede salirse del control de los miles de elementos del CRS (policia nacional francesa) que hasta ahora han logrado evitar que la violencia desborde, esto último a pesar de la presencia de grupos que, sin necesariamente simpatizar con el movimiento, buscan provocar y enfrentar a las fuerzas del orden. La juventud francesa no quiere un mercado laboral flexible, no están dispuestos a aceptar las condiciones precarias para iniciar su vida profesional que ven en dicho contrato. Otros tantos no entienden bien el movimiento, pero quieren ser parte de algo, y sin posición política clara cierran liceos y salen a las calles a protestar contra un gobierno que piensan los ha ignorado. El pasado sábado un manifestante fue golpeado en la cabeza en circunstancias inciertas y se encuentra en estado de coma, su vida en peligro. Mañana jueves otra gran manifestación en las calles de París.

Banlieues chaudes

La traducción exacta del título de esta crónica es suburbios calientes. Es irónico, pero esa expresión es de uso común y no tiene nada que ver con los coches (y ahora escuelas) incendiados de los últimos días. Un barrio caliente en francés quiere decir aquel donde abundan adolescentes (y adultos) desempleados que pasan sus días a drogarse y a asaltar al pasante. Comenzaré mi narración con una anécdota de unos días después de mi llegada a Francia en 2001. Llevaba apenas un par de noches de haberme instalado en una residencia universitaria en la ciudad de Clichy, a unos cientos de metros a las afueras de Paris (intra-muros). Mi primer día de clases y una parisina de mi grupo me invita a comer con sus antiguos compañeros del liceo (hijos de diplómaticos y de apellidos conocidos en los medios); después de las respectivas presentaciones, y un poco como haría también cualquier chilango, necesitan etiquetarme y me preguntan dónde vivo. Clichy? ah, cerca de la plaza de clichy? No, en Clichy mismo. ...!! Mi amiga en secreto les explica que yo no sabía en dónde me metía. Total que en un par de segundos entendí muchas cosas: 1. Que lo que yo creía ser un barrio tranquilo muy cerca de todo por estar junto a una línea de metro que atraviesa la ciudad, resulta ser un barrio no digno, y que de una vez podía irme poniendo la capucha de la sudadera y hablar como rapero con los brazos arriba de los hombros porque me había vuelto un banlieusard. 2. Que nadie me iría a visitar por más que ir a mi casa no llevara más tiempo ni fuera más peligroso que ir a muchos otros lados dentro de París. 3. Que ningún parisino estaría satisfecho de vivir en un lugar así, y preferirá pagar el doble por la mitad de la superficie sólo por estar en el interior de los antiguos muros (ahora el periférico). Segunda anécdota. Unos meses despúes de mi llegada fue la primera ronda de las presidenciales y LePen pasa a la segunda ronda junto con Chirac (los dos de derecha), el primero con un 20 por ciento de los votos de los franceses. Uno de cada cinco franceses está de acuerdo que deberían de correr a todos y cada uno de los extranjeros de este país porque no son más que basura. Ese día lloré. Al día siguiente una manifestación es organizada para repudiar el avance de LePen; antes de acudir a la cita en la place de la republique, pregunto a algunos estudiantes de Sciences Po si piensan venir; respuesta, mmh, no, eso de gritar contra el Front National (FN) es asunto de adolescentes. Aclaro que Sciences Po es prácticamente la única escuela en Francia que permite un acceso a los puestos del gobierno después de haber pasado por la Escuela Nacional de Administración (ENA), donde por cierto menos del 2% de los estudiantes son negros o árabes. Ok, hay un problema por ahí del que nadie quiere hablar. Hace 30 años se trajeron miles de trabajadores como mano de obra barata de las antiguas colonias francesas al norte de Africa con la idea de regresarlos a sus países cuando ya no se les necesitara. Como medida para no mezclarlos con los franceses se les "encerró" en las famosas "cités", es decir en conjuntos habitacionales sin ningún gusto, de superficies muy reducidas, sin centros recreativos... por ahí alguien me recordará el término que se inventó alguna vez para aquellos lugares con las mínimas condiciones para que el trabajador regrese únicamente para dormir unas horas en las noches y vuelva a su trabajo de buena hora en la mañana. Lo que no se esperaron fue la imposibilidad de mandar a toda esa gente de regreso con sus familias que los esperaban en Africa, al contrario, esa gente se las ingenió para que sus familias cruzaran el mediterráneo y sus hijos nacieron en territorio francés. En la torre! Bueno, no es tan grave dijeron los chiraques, ellos en su banlieue, y en París no ponen un pié. Efectivamente París es para los parisinos, no sólo cada quien va a la escuela que le corresponde, sino que en los concursos de admisión para cualquier buen instituto o empresa, las posibilidades aumentant conforme uno sabe hablar sin acento, sin slang, siempre ayuda no ser musulmán, en fin, hay ventajas cuando uno no se llama Mohamed. Ahora, el futuro presidente de este país, Nicolás Sarkozy, ha sabido convencer a su pueblo que lo que hace falta es un brazo de hierro que ponga a los racailles (escoria) en su lugar. Según yo, ya están en el lugar en donde los metieron. Ahora, no se bien que espera que hagan de sus vidas si no están en posición de obtener trabajos ni de recibir formaciones, y no todos saben jugar futbol tan bien como Zidane. Pero eso sí, a partir de hoy en la noche no podrán reunirse en las calles ni pasear después de las 11 de la noche si usan ropa guanga y no son rubios. Yo dudo que esta medida deje contento a alguien puesto que no resuelve absolutamente en nada el problema que inició este movimiento, es decir, el aislamiento y represión que sufren los grupos sociales de religión o cultura distinta a la franco-francesa (vive la republique). Ah pero eso sí, en todo edificio público francés, y con letras grandes LIBERTE, EGALITE, FRATERNITE.

Aquel que decida comentar alguno de los textos encontrados en este sitio, es posible hacerlo en el blog anexo.